El turismo en la Argentina tuvo apasionantes etapas
Los cambios en el gusto de los viajeros, que buscan lugares más selectivos, ayudaron a que la Argentina creciera como destino turístico internacional, comenta Elisa Pastoriza, que acaba de publicar «La conquista de las vacaciones», historia del turismo interno en la Argentina, que editó Edhasa. Pastoriza es licenciada y magíster artis en Historia por la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde es docente e investigadora. Dialogamos con ella sobre el turismo en nuestro país.
Periodista: ¿Cómo se le ocurrió trabajar sobre la historia del turismo interno en la Argentina?
Elisa Pastoriza: Hace muchos años que trabajo sobre la historia de Mar del Plata. Haberme involucrado en la historia social de la principal ciudad turística de la Argentina hizo que empezara a compararla con otros lugares y a ampliar mi objeto de estudio. No sólo con otros balnearios internacionales, sino también con lugares que se fueron desarrollando dentro del país. Así surgió la idea de escribir una breve historia del turismo en nuestro territorio, una investigación que ya lleva muchos años.
P.: ¿Cuándo aparece la idea de las vacaciones en la Argentina?
E.P.: A partir del siglo XIX, las clases altas se lanzan a vacacionar. En un comienzo viajan a Uruguay. Ahí surge la idea de forman un balneario en nuestro país. El lugar será Mar del Plata, pueblo que ya existía en la línea de expansión de la frontera agropecuaria sur. En su origen no es balneario, pero rápidamente toma ese curso, que le da una identidad propia.
P.: ¿En su comienzo el modelo son los balnearios ingleses?
E.P.: Hubo varios modelos. Los ingleses son los inventores del balneario. Surge en Gran Bretaña y luego se extiende al resto de Europa, y del mundo. En la Argentina se toma ese modelo, el balneario inglés. El de la costa normanda. Biarritz en Francia será otro ejemplo importante. Si se compara Mar del Plata con Biarritz hay muchas similitudes, sobre todo con lo que fue Mar del Plata al comienzo. Biarritz se quedó en un estilo parecido al de entonces; Mar del Plata, en vez, cambió y se constituyó en una de las ciudades más importantes de la Argentina.
P.: Después de Mar del Plata, ¿qué lugar vacacional aparece?
E.P.: Las sierras de Córdoba son contemporáneas, de fines del siglo XIX. En eso tiene que ver el ferrocarril. Es en la Córdoba de los años 30 y 40 donde se pueden ver los primeros intentos de turismo social. Chapadmalal, una de las mayores expresiones de turismo social, que se comienza a armar en 1944, tiene el mismo modelo que Embalse Río Tercero, que se constituye en los 30. La idea de Chapadmalal surge del Gobierno del golpe de 1943 como centro recreacional para empleados estatales; Perón va a ampliar el alcance a los trabajadores del país. Su impulsor es el ministro de Obras Públicas Juan Pistarini. Tal fue la devoción por ese proyecto que pidió que sus restos estuvieran en un centro de vacaciones. Están en Río Tercero. El decreto de expropiación de 600 hectáreas de la estancia Santa Isabel de los Martínez de Hoz para hacer «la ciudad balnearia de Chapadmalal» lo firman Perón y Pistarini.
P.: ¿Cuándo surgen Mendoza y Bariloche para el turismo?
E.P.: Los ferrocarriles fueron los grandes difusores de los destinos recreacionales; no sólo los promovían, sino que impulsaban que se hicieran hoteles. En Mendoza, ya a fines del siglo XIX promovieron lugares como Puente del Inca, zonas lindantes con la Cordillera. Surgen hoteles. Se promocionan los baños termales. Se trasladaban prácticas europeas, porque en Europa antes de «la invención del mar», como lo llama Alain Corbin, eran atracción los spa termales que luego se trasladan a las orillas. El mar se comienza a valorar como paisaje, como placer físico, por el carácter curativo de las aguas marítimas. En la Argentina eso se dio en forma bastante paralela.
P.: ¿Aparecen al mismo tiempo en Europa y en la Argentina?
E.P.: Cuando acá comienzan esas prácticas, allá tienen cien años en los sectores sociales altos, que podían acceder a esos bienes y disfrutarlos. Si para Europa el ferrocarril fue democratizador, nosotros comenzamos a tener destinos para vacaciones gracias a los trenes. Mar del Plata existe como balneario desde que llega el ferrocarril, como Córdoba y Mendoza. Bariloche es resultado de los años 30, cuando un grupo de pioneros decide transformarlo en un centro turístico de elite, al estilo de los centros de montaña europeos. Eso impulsa un gran desarrollo en infraestructura, llegada del ferrocarril y de rutas, caminos internos, planes urbanos. En este desarrollo, y en otros, fueron importantes los hermanos Bustillo: Ezequiel, que fue director de Parques Nacionales; José María, ministro de Obras Públicas de Manuel Fresco, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y el gran arquitecto Alejandro Bustillo.
P.: ¿El causante de una transformación de Mar del Plata?
E.P.: Cuando construye el casino marca una línea divisoria entre dos épocas. Se demuele la hermosa rambla Bristol de estilo francés, que duró 27 años, y construyen ahí el Casino y el Hotel Provincial, que se terminan en la época de Perón.
P.: ¿Qué hace que surjan destinos turísticos en todo el país?
E.P.: Tiene que ver con una práctica social que se democratiza, que el conjunto de la sociedad quiere obtener, por eso hablo de la conquista de las vacaciones. Es un bien patrimonial de las clases altas que comienza a ser disfrutado por el conjunto de la sociedad. Eso hace interesante el caso de Mar del Plata: se vuelve una meta para el conjunto de los sectores sociales, que en el curso del siglo XX van accediendo. Eso la diferencia de otras ciudades balnearias. En otros países se fueron creando balnearios para cada una de las clases sociales. Biarritz siguió siendo Biarritz siempre; en cambio, en Mar del Plata se fueron incorporando todos los que querían llegar. Eso es una muestra donde se pueden ver ciertas tendencias de la sociedad argentina: la movilidad social, la ilusión de que lo que había pertenecido a las clases altas podía ser alcanzado por todos. Es una muestra interesante del proceso de democratización.
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