Son la población originaria del continente. Dada su enorme diversidad, se les suele agrupar en “familias” de pueblos, que comparten una ubicación geográfica, algunos rasgos culturales y, en ciertos casos, una lengua y una historia comunes. Éste es el caso de los pueblos andinos, mayas y caribes.
Históricamente, los pueblos indígenas de América han sido objeto de discriminación y racismo (discriminación en lengua, en condiciones laborales y salariales, discriminación sexual), situaciones que se han reflejado en matanzas, en la existencia de un trabajo servil y otras muchas formas de injusticia (sobre todo la permanencia de las condiciones de pobreza).
Hoy en día se ha retomado el problema indígena. Numerosos movimientos y organizaciones indígenas se han movilizado para alcanzar el reconocimiento de sus culturas, por ejemplo la educación intercultural y el derecho a la tierra. Es el caso del movimiento zapatista y del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
La definición de la lengua indígena como dialecto es un prejuicio, una forma de discriminación que considera, erróneamente, que lenguas como el náhuatl o el otomí, por dar sólo dos de los miles de ejemplos que existen, son formas de comunicarse menos complejas y menos desarrolladas que el español o el inglés o el francés: la lengua indígena es tan compleja y tan rica como cualquier otra lengua del mundo, y dialecto se define, en cambio, como toda aquella variante regional (local) de una misma lengua estándar (sea ésta indígena o no). Por ejemplo, el náhuatl, como lengua estándar, presenta muchas variantes dialectales (muchos dialectos): existe el náhuatl mexicano, el náhuatl guatemalteco y, dentro del propio México, existen el náhuatl del Estado de México (mexiquense) y el que se habla en el estado de Hidalgo, el que se habla en el Puebla, etcétera. El advenimiento de la independencia no contribuyó a cambiar esta situación; muy por el contrario, en muchos casos la agudizó.
Históricamente, los pueblos indígenas de América han sido objeto de discriminación y racismo (discriminación en lengua, en condiciones laborales y salariales, discriminación sexual), situaciones que se han reflejado en matanzas, en la existencia de un trabajo servil y otras muchas formas de injusticia (sobre todo la permanencia de las condiciones de pobreza).
Hoy en día se ha retomado el problema indígena. Numerosos movimientos y organizaciones indígenas se han movilizado para alcanzar el reconocimiento de sus culturas, por ejemplo la educación intercultural y el derecho a la tierra. Es el caso del movimiento zapatista y del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
La definición de la lengua indígena como dialecto es un prejuicio, una forma de discriminación que considera, erróneamente, que lenguas como el náhuatl o el otomí, por dar sólo dos de los miles de ejemplos que existen, son formas de comunicarse menos complejas y menos desarrolladas que el español o el inglés o el francés: la lengua indígena es tan compleja y tan rica como cualquier otra lengua del mundo, y dialecto se define, en cambio, como toda aquella variante regional (local) de una misma lengua estándar (sea ésta indígena o no). Por ejemplo, el náhuatl, como lengua estándar, presenta muchas variantes dialectales (muchos dialectos): existe el náhuatl mexicano, el náhuatl guatemalteco y, dentro del propio México, existen el náhuatl del Estado de México (mexiquense) y el que se habla en el estado de Hidalgo, el que se habla en el Puebla, etcétera. El advenimiento de la independencia no contribuyó a cambiar esta situación; muy por el contrario, en muchos casos la agudizó.
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