
La reforma de la Constitución realizada en 1994 reconoció "la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos", así como el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural.
Al igual que Australia, Brasil, Canadá, Estados Unidos o Uruguay, la Argentina es considerada como un país de inmigración, es decir una sociedad que ha sido influida decisivamente por uno o más fenómenos inmigratorios masivos.
En 2001, el 1,1% de la población era indígena (402.921 personas) y el 4,2% era extranjera (1.531.940 personas). Por otra parte los distintos grupos que integran su población han establecido intensos mestizajes interétnicos, situación conocida en el país como "crisol de razas".
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